Tengo problemas con mi hijo/a adolescente

Las dificultades de un padre o de una madre que siente que ya lo ha intentado prácticamente todo para conseguir una mejor comunicación y relación con su hija o hijo adolescente, es algo muy frecuente en la actualidad, pero que desde siempre ha existido en la historia de la humanidad. Ya la antigua psicoastrología griega afirmaba que la persona en el ciclo adolescente (aproximadamente entre los 12 y 18 años) estaba bajo la influencia del planeta venus, mientras que cuando se estaba en una edad en torno a los 40 a 50 años, se pasaba a estar bajo la regencia de marte . Dos planetas (marte y venus) desde siempre enfrentados, representando el primero valores como la fuerza y el sentido de la practicidad, mientras que el segundo, venus, se asociaba precisamente con lo opuesto, el amor y los grandes idealismos. Es por ello completamente normal, este choque entre un padre que está en su cuarentena, y un hijo adolescente, y si a ello le añadimos que socialmente la adolescencia tiende hoy a alargarse llegando en ocasiones hasta bien avanzada la veintena de años, podemos decir que el conflicto está prácticamente garantizado. Así pues, conscientes de la naturalidad de estas diferencias entre padre e hijo, posiblemente lo más grave del momento actual es la acusada proliferación que estamos viviendo de modelos de familia de corte hiperprotector y con una excesiva permisividad. Todo ello en claro contraste con el modelo familiar que predominaba en nuestro país hace unos 50 años con características claramente autoritarias. Si el modelo familiar anterior era notablemente deficiente, no lo es menos el actual, por lo que la clave para conseguir una mejor relación y comunicación con nuestro hijo adolescente reside sin duda en un equilibrio entre estos dos polos opuestos descritos. Plasmar dicho equilibrio con hechos concretos requiere por parte de los padres una capacidad de cambio estratégico, donde a través de nuevas conductas, simples pero al mismo tiempo efectivas, se pueda conseguir una relación más armónica y satisfactoria para ambas partes. Estos cambios estratégicos no pueden determinarse a modo de lo que sería una especie de recetario general, sino que deberán adaptarse a las características e idiosincrasia propia que cada familia tiene, en “Dos Pasos Adelante” queremos apoyarte y darte la herramientas concretas para diseñar contigo estos cambios que te permitan mejorar la relación y la efectividad en la ayuda que quieres dar a...
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LA GESTIÓN DE LAS PREOCUPACIONES (I) ¿Qué puedo hacer cuando me empiezo a ver demasiado preocupado?

La preocupación es un mal muy clásico en hombres y mujeres de las sociedades occidentales, se ve que esto de “ocuparnos antes de que las cosas sucedan” es algo que nos tiene muy atrapados. Fue algo que si al principio empezó como una cualidad relacionada con lo que sería la prevención, en poco tiempo ha terminado suponiendo una de las peores cargas para el desempeño normal de nuestras potencialidades. Si tuviera que dar una definición descriptiva y práctica de lo que es la preocupación diría que es “el estado psíquico bajo el cual la persona queda atrapado y anulado por una de sus principales capacidades como es la mente”. Ciertamente se trata de una maldita y desdichada paradoja, ya que una gran cualidad humana como es la capacidad mental y de pensamiento, cuando se desborda y no se maneja de forma armónica, puede convertirse en uno de nuestros principales enemigos, “anularnos a través de la preocupación”. Cuando notamos que esto está empezando a suceder, lo mejor es recordar que además de la mente y todo lo que le acompaña, tenemos otros dos grandes grupos de capacidades: –          Capacidades relacionadas con el aspecto emocional –          Desarrollos personales a través de la motricidad Por consiguiente, en estos momentos, nos puede suponer una gran ayuda, sustituir cualquier tipo de acción mental, por otra actividad más vinculada con lo que son nuestros aspectos emocionales o físico-motrices. Es decir, dejar de estar parado dando vueltas a mis pensamientos y ponerme a hacer algo de deporte, o practicar este hobbie que quizás tenga algo olvidado como pueda ser tocar la guitarra, o ponerme a pintar. En definitiva, cuanto más equilibradamente estén repartidos nuestros hábitos de vida dentro de estos tres grandes grupos de actividades: intelectuales, emocionales, y motrices; más inmunizados podremos estar contra la parálisis de la...
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Superar la adicción al móvil, utilizando el teléfono móvil

Es indudable e impactante la revolución que ha supuesto en las formas y costumbres de vida del hombre todo lo que son las nuevas tecnologías, y en concreto el tema que ahora quisiera tratar que es el uso de la telefonía móvil. No quisiera cansar al lector, reincidiendo en algo sobre lo que ya tanto se ha escrito, y sin dejar de reconocer las enormes ventajas y aportaciones que otorga la telefonía móvil a nuestra calidad de vida, destacando también los peligrosos inconvenientes que se derivan del mal uso de la misma. Y es que como todo en el universo, dentro de lo más positivo siempre hay trampas ocultas, o viceversa, dentro de lo más negativo, existen elementos que pueden darnos grandes aportaciones. Resulta paradójico observar como la telefonía móvil frecuentemente se publicita como el gran paradigma de la libertad dentro de las sociedades más modernas, para luego en la práctica representar, en cada vez más ocasiones, uno de los más duros grilletes que coartan esa ansiada libertad. Me estoy refiriendo a esa dependencia del móvil que nos impide salir de casa sin él, ir a la montaña o a la playa sin tenerlo a más de cinco metros de distancia, a la enorme cantidad de cosas que dejamos de hacer por culpa del controvertido aparatito que tanto ha revolucionado nuestras vidas: conversaciones, juegos, observaciones, sensaciones, reflexiones, y un largo listado de diferentes matices y sabores de nuestra vida que se han desvanecido o no hemos podido apreciar en su totalidad debido a nuestra “íntima conexión” con ese celular al que tanto tiempo le dedicamos. Esta maldita sensación de vacío, ansiedad, o incluso de irritabilidad cuando no tengo a mano el móvil, o cuando veo que estoy fuera de cobertura, o simplemente cuando hace ya más de 20 minutos que no he verificado si tengo alguna llamada perdida, son algunas de las señales que nos advierten sobre lo insalubre y disfuncional que es nuestra relación con él. Pero detrás de estas señales se esconden, peligros mucho más profundos, como la evitación que frecuentemente se hace a través del móvil sobre todo por parte de adolescentes y de la población más joven, de aspectos clave para la evolución personal, como pueden ser el diálogo familiar o de íntima amistad, en donde los distintos matices de la expresión y de la comunicación no verbal, poseen un enorme valor, que resulta totalmente...
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¿Cuando me siento muy enfadado qué es lo mejor que puedo hacer?

El enfado, la rabia, la ira, o lo que en general llamamos comportamientos agresivos son reacciones lamentablemente muy usuales en nuestra sociedad. Lo peor, es que frecuentemente lo expresamos con las personas que más queremos, viendo un claro ejemplo de una gran virtud como es la confianza que, equivocadamente desarrollada, se convierte en un grave problema: “el exceso de confianza”. Si algo caracteriza a estos estados por encima de cualquier otra cosa es la incapacidad de no reaccionar, como si algo penetrara dentro de nosotros que nos obligara a actuar de forma destructiva ya sea hacia nosotros mismos o hacia los demás. Hermann Hesse en su obra “Siddharta” nos invita a que antes de expresar nuestra ira nos detengamos un momento y contemos hasta diez, una clara invocación a lo que llamamos “no reaccionar”. Sin embargo, esta invocación a la “no reacción” puede resultar sumamente peligrosa y dañina si caemos en el error de identificarla con lo que es la represión. Reprimir un estado de rabia o de enojo, ni mucho menos significa superarlo, sino más bien todo lo contrario, puesto que es la clave para que en una próxima ocasión nuestra ira sea todavía mucho más destructiva. Al comentar esto me vienen a la memoria ciertos casos que aún siendo extremos, son un clara muestra de lo que quiero expresar, me estoy refiriendo a las noticias que tristemente vemos a través de los medios de comunicación referentes a personas que han cometido actos de extrema violencia y que cuando entrevistan a vecinos y conocidos de estas personas las describen como gentes de carácter más bien introvertido, que nunca se les ha visto levantar la voz, pero que repentinamente han actuado como han actuado. La represión es como un dique que le ponemos al agua, y si ésta aumenta su presión es inevitable que en un momento dado rompa el dique, provocando así más destrucción que si nunca lo hubiéramos colocado. Muestra de ello la encontramos en la antigua China con el caso de Yu el grande, un gobernante de una comunidad que frecuentemente sufría los problemas de las devastadoras inundaciones, y que en vez de construir diques como hicieron sus antecesores, creo canales para que el agua fluyera por distintas zonas de la comunidad sirviendo así para mejorar los cultivos, y utilizar su fuerza para otros menesteres como por ejemplo la habilitación de molinos que se emplearían para...
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